El miedo no educa
El miedo no educa
Los adultos que formamos la familia somos las primeras personas que los niñas y las niñas conocen. Durante muchos años seremos sus modelos y ejemplos. La crianza con amor y respeto es una gran responsabilidad.
Compartimos aquí algunos ejemplos de conductas que debemos evitar:
- Agredirles verbalmente: insultarles, burlarles, despreciarles, desvalorizar o avergonzarles en público. Nunca decir frases como: “¿Qué hacés? ¡No tenés cerebro!” “¡Ay, qué flojito que sos!” “Salí de acá que no servís para nada” “¿Qué te pusiste? ¡Parecés un payaso!”
- Amenazarles con castigos que producen miedo: “Te voy a romper el alma”, “Te voy a dar”, “Vas a cobrar”, “Te voy a reventar”.
- Amenazar con el abandono: “Si seguís portándote mal, te dejo solo”.
- Exponer situaciones adultas delante de ellos: discusiones entre adultos, hablar de temas para los que no tienen edad. Esto les confunde y asusta.
- Amenazarles con que no los vamos a querer más por lo que hicieron: “Si seguís haciendo lío, mamá no te va a querer más”.
- No ser coherentes entre los adultos respecto de lo que se les dice, por ejemplo: la madre da una orden al niño y el padre dice lo contrario o la desestima.
- Exigirles que cumplan funciones u obedezcan órdenes para las cuales aún no están preparados.
- No mostrar interés en escucharlos cuando se acercan espontáneamente: “No tengo tiempo” “Estoy ocupado para eso ahora”.
- Culpabilizarlos por situaciones o acciones entre los adultos: involucrarlos en una pelea, adjudicarles la responsabilidad de los problemas de pareja.
- Rechazar o negar algún comentario acerca de algo que los chicos vieron, haciéndoles creer que no lo vieron y que es mentira. Eso altera su percepción de la realidad y hace que no crean en lo que ven y sienten.
FUENTE: UNICEF